lunes, 4 de febrero de 2008

El regreso del que nunca se fue


"No hay reconciliación (con Kirchner) porque nunca hubo pelea”;
Roberto Lavagna. Nota en Clarín.


A mediados del año 2006, escribí un artículo en la Fundación Atlas 1853, sobre la candidatura del ex ministro de economía Roberto Lavagna. (
http://www.atlas.org.ar/articulos/articulos.asp?Id=6357). El Opositor Oficialista, así etiqueté al escrito, en el que cuestionaba, duramente, la posibilidad de que su candidatura significara una alternativa real al gobierno de turno. El principal argumento reposaba en las consideraciones personales sobre el aspirante y la estructura que cimentaba su candidatura.

Siete meses después, cambié de opinión y escribí un articulo denominado “Tribalismo electoral y Liberalismo de Aire acondicionado”, en donde si bien, la candidatura del ex ministro, no estaba en el epicentro temático, traté de argumentar, que en un contexto aciago y funesto, los detalles ideológicos debían quedar en segundo plano, y Lavagna podía significar una alternativa eficiente al oficialismo. (
http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2007/04/04/tribalismo-electoral-y-liberalismo-de-aire-acondicionado/)

Respondiéndole al líder de recrear, Ricardo López Murphy, sobre sus dichos sobre el ex ministro, alegué: “Lavagna no es igual a Kirchner. El hecho que haya formado parte del gobierno nacional no lo torna en una burda copia de un mal ejemplo. Con los mismo parámetros podría decir que Pellegrini (¡si, el hombre que hizo!) era igual a Juárez Celman y el principal responsable de la debacle financiera porque formó parte de la conducción dominante. Pellegrini integró el proyecto político que causó la crisis del 90, pero también, fue el principal gestor de la recuperación Argentina.
Pellegrini no era igual a Juárez Celman, Lavagna no es igual a Néstor Kirchner.”

Este articulo, polémico, provocó varias criticas, mas hostiles que elogiosas, entre las que se encuentra la siguiente, proveniente de un visitante anónimo de la pagina la historiaparalela.com, que me gustaría resaltar: “¿Porque R. López Murphy? ¿Porque no R. Lavagna o J. Sobisch?. Pues por aquel viejo refrán que dice,”El que se quema con leche, cuando ve una vaca llora. \”O permitiremos nuevamente que los destrozadores del país, de la Pcia. de Bs. As. de la economía argentina y los mayores responsables de la gigantesca estafa de la pasificación retomen el poder.- Los Duhalde, los Alfonsin y todo el sequito de inservibles, autores del mayor pecado de todos que es aquel de destrozar la confianza publica.”-

Por otro lado, el propio López Murphy me respondió a mi casilla personal. Al respecto decía: “Lavagna es un proyecto a nuestras antípodas, que no difiere conceptualmente de Kirchner, salvo en los comentarios y actitudes groseras, que no las tiene en igual magnitud. El pretende, el país cerrado y corporativo del pasado y en ese sentido, es más adversario que Kirchner, cuya política en todo caso discurre por razones pragmáticas, por la misma senda. El presidente carece de un marco referencial y no ha sido preparado para ello. Solo le preocupa quedarse en el poder con la variante que sea”.

Los acontecimientos actuales, la reconciliación Lavagna- Kirchner, demuestran cuan equivocado estaba yo, y cuanta razón tenia López Murphy y los críticos de aquel artículo, sobre el punto en referencia.

En este sentido va mi reconocimiento y sincera autocrítica. Solo queda reflexionar sobre el significado de este acontecimiento político, que es extraordinariamente importante, ya que plantea una catástrofe institucional, si se considera que tres millones de argentinos votaron la candidatura de Roberto Lavagna, que se sustentó en criticar al oficialismo con el cual hoy se asocia.
Quizás en un contexto tan peligroso como el actual, los detalles ideológicos debían pasar a segundo plano, pero en aquel momento me olvidé de las consideraciones morales y de los límites éticos, que alguna vez unió a dos personalidades dispares en lo ideológico, como Carrió- López Murphy. En este sentido, debo darle la razón a los dichos de Carrió con motivo de la posibilidad de alianza con el líder de recrear: “el problema de Argentina no es ideológico, sino moral”.
Debo darle la razón, y también a los radicales que la acompañaron, como Margarita Stolbízer, más aún teniendo en cuenta los siguientes hechos que enmarcaron el acuerdo Lavagna- Kirchner.

El encargado del acercamiento, el senador nacional José Pampuro, explicó que "ya venía hablando hace un tiempo con Lavagna y realmente no fue difícil lograr este acercamiento", y agregó, que "había iniciado conversaciones el año pasado y se fueron dando los momentos para cerrar el acuerdo político”.
Por otro lado Lavagna dijo al diario Clarín, "Coincidimos (con Kirchner) en que había llegado el momento de rescatar al Justicialismo sobre la base de la diversidad, siempre dentro de una misma filosofía".
La filosofía peronista, noción que tiene la ventaja de carecer de significación precisa y de estar sustentado en una total indigencia teórica, solo sirve de excusa para propugnar pactos, que solo miran al poder y no al bienestar del país.
Lavagna además buscó justificar el acuerdo al asegurar que el PJ "es un partido que está a punto de caerse" y que "estaba en hibernación".
La que está a punto de caerse es la República Argentina, tras el “PJ peronista” que tiene presencia política en la vida nacional hace más de 50 años, y que gobierna el país de forma seguida, hace casi 20 años.
Pero Lavagna pasa a constituir una mera anécdota si tenemos en cuenta la responsabilidad de cuantiosas estructuras provinciales, como Ciudadanos Independientes en Tucumán, y Partido Renovador en Salta, e importantes estructuras nacionales, como UCR, el MID, parte del Peronismo, el Partido Demócrata, el PNC-UNIR, muchas de ellas formadas por dirigentes valiosos y honestos, que apoyaron la candidatura del ex ministro.
En diálogo con radio América, el dirigente radical, Gerardo Morales, aseguró que estaba "sorprendido" por el accionar de Lavagna y aseveró que "termina haciendo lo que hacen los radicales K, que se van al abrigo del poder". Morales dijo haber pensado que el ex ministro "iba a sostener sus convicciones" y se preguntó: "¿Dónde queda todo lo que dijo de Cristina y de Kirchner? Ahora se saca fotos con él".
Ayer, el senador nacional Arturo Vera, calificó de “sinvergüenza” a Lavagna. “El radicalismo entrerriano tiene una autoridad política para decir esto, pues fue uno de los distritos que manifestó con mayor claridad su reticencia a esta candidatura y la acatamos por ser hombres de un partido que pretende seguir siendo nacional”.
Cuanta razón tenia el senador Ernesto Sanz, cuando dijo que el acuerdo con Lavagna había terminado el domingo 28 a las 18hs.
El radicalismo tiene que dejar de caer con la misma piedra. Y de una vez por todas, debe alejarse de los perniciosos consejos del principal artífice de la candidatura de Lavagna, el ex presidente Raúl Alfonsín, hombre que tiene el único merito de hundir en el desprestigio, el desorden y la impotencia electoral, a un extraordinario, poderoso e histórico partido. Recuerdo que se enojaba cuando no querían entender que esa era la “mejor opción” para los radicales. Y decía cosas que a la luz de los acontecimientos recientes, suenan tragicómicas: “Los radicales K no existen y son traidores a los principios de la UCR”, en cambio de su candidato, hoy kirchnerista, decía que “garantiza la gobernabilidad”.

Este grupo de dirigentes que conducen las estructuras que sustentaron la candidatura de Lavagna, en tanto no reconozcan que fueron ingenuos engañados o cínicos engañadores, debemos seguir creyendo que no han cambiado y que solo esperan circunstancias más favorables que las actuales, para hacer su retorno.


José Guillermo Godoy
Presidente del Centro de Estudio de los Intereses Nacionales Filial Tucumán.
Integrante del Programa de líderes locales de la Fundación Atlas 1853

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